Ultraderecha y antifeminismo: ¿por qué esa alianza seduce a tantos jóvenes?
Maite Aurrekoetxea Casaus, Universidad de Deusto
El ascenso de la extrema derecha en Europa ya no es una anomalía política ni una simple tendencia electoral. Es el reflejo de una crisis estructural que atraviesa nuestras sociedades. En su expansión, estos movimientos han encontrado un aliado eficaz y estratégico: el antifeminismo.
Esta reacción no es únicamente simbólica. Se ha convertido en uno de los ejes principales de movilización política y emocional, especialmente entre los hombres jóvenes. El antifeminismo funciona como un canal de expresión del malestar social y como puerta de entrada a discursos aún más radicales.
En una investigación previa, analicé cómo el discurso neoliberal había penetrado en el imaginario feminista de muchas mujeres jóvenes. Se construyó una idea de empoderamiento individual que despolitizaba las luchas colectivas. La libertad, la autoestima o la responsabilidad personal se convirtieron en mantras que diluían el carácter transformador del feminismo.
Un privilegio, según la ultraderecha
Hoy, esa lógica ha sido absorbida por las derechas radicales. Presentan el feminismo como una ideología innecesaria o incluso dañina, especialmente para quienes viven su frustración vital como pérdida de estatus. Desde ahí, la ultraderecha construye su narrativa: el feminismo sería un privilegio más que una herramienta de justicia social.
Este discurso cala en sectores juveniles que experimentan precariedad, incertidumbre e inseguridad. En Europa, los partidos radicales han ganado terreno entre votantes menores de 30 años, una franja que históricamente se vinculaba con el progresismo. En España, Vox se ha convertido en uno de los partidos preferidos entre los menores de 25 años: uno de cada cuatro votaría por esta formación.
La tendencia se repite en otros países. En Francia, Marine Le Pen obtuvo en 2022 un 39 % del voto entre jóvenes de 18 a 24 años y un 49 % en la franja de 25 a 34. En Italia, Giorgia Meloni lidera el voto joven con un 29 %. En Alemania, Alternativa por Alemania ha sido la opción más votada entre menores de 30 años en regiones como Turingia.
La extrema derecha ya no es patrimonio de los mayores desencantados. También seduce a una juventud que percibe un futuro bloqueado y busca explicaciones inmediatas y soluciones simples.
El género emerge como una variable clave. En España, el Barómetro Juventud y Género 2023 mostró que el 51 % de los chicos de entre 15 y 29 años cree que “el feminismo ha ido demasiado lejos”. En Cataluña, el porcentaje alcanza el 54 % entre varones de 16 a 24 años.
Este giro ideológico responde a múltiples factores. El European Policy Centre identifica causas estructurales: precariedad laboral, desindustrialización, ruptura de vínculos comunitarios y el ideal neoliberal del éxito individual. Este contexto ha erosionado la figura del “sustentador masculino”, dejando a muchos jóvenes sin un referente claro de identidad y pertenencia.
En ese vacío simbólico, los discursos masculinistas ofrecen una respuesta. Prometen restaurar un supuesto orden natural, donde los hombres recuperan autoridad y visibilidad. No apelan a la justicia, sino a la nostalgia y al resentimiento.
Las redes sociales han amplificado esta narrativa. Referentes como el extremista Andrew Tate o espacios como la manosfera difunden mensajes misóginos envueltos en consejos de autoayuda, masculinidad “fuerte” y éxito económico. A través de memes, vídeos virales y eslóganes agresivos, la ultraderecha no solo comunica ideas, sino que construye identidades.
Este antifeminismo no es un fenómeno marginal. Es una estrategia articulada que permite canalizar el malestar sin cuestionar las estructuras económicas o políticas. Culpar al feminismo se convierte en una coartada emocional que desplaza la responsabilidad hacia un enemigo fácil.
Lejos de negar la frustración juvenil, la extrema derecha la instrumentaliza. Ofrece explicaciones claras, pertenencia simbólica y una promesa de restauración. Su mensaje seduce porque simplifica: frente a un mundo incierto, propone volver a una jerarquía conocida, donde los hombres dominan y las mujeres se adaptan.
Un lenguaje emocional que ha calado profundamente
Este proceso tiene implicaciones socioculturales profundas. Muestra una juventud fracturada. Una parte se alinea con los valores igualitarios; otra busca refugio en propuestas reaccionarias. Y en ese cruce, la extrema derecha ha perfeccionado un lenguaje emocional potente. Su mensaje no se limita a los mítines: circula en redes, en canales de YouTube, en estéticas virales.
No se trata de culpabilizar a los hombres jóvenes, sino de entender qué necesidades, carencias y frustraciones están detrás de su adhesión a estas ideologías. Muchos de ellos no encuentran espacios donde sentirse escuchados.
La solución pasa por reconstruir discursos que revaloricen la igualdad como bien colectivo, que desactiven el odio como forma de identificación y que propongan modelos de masculinidad abiertos, diversos y democráticos.
No es que los jóvenes se hayan vuelto más machistas o xenófobos de forma espontánea. Lo que ha ocurrido es que la ultraderecha ha sabido interpretar y canalizar su desorientación emocional.
Comprender esto es clave para responder al desafío. Lo que está en juego no es solo el voto juvenil, sino el sentido común del futuro. Y con él, la posibilidad misma de una democracia plural e inclusiva.
Maite Aurrekoetxea Casaus, Profesora Doctora en Sociología en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad de Deusto
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
The post Ultraderecha y antifeminismo: ¿por qué esa alianza seduce a tantos jóvenes? first appeared on Viajes, opinión, cultura y curiosidades.
Ir a la fuente
Author: viajes24horas
The post Ultraderecha y antifeminismo: ¿por qué esa alianza seduce a tantos jóvenes? first appeared on Noticias de República Dominicana.
Fuente:
https://republicadominicana24horas.com
Leave a Comment