El comercio mundial se fractura: por qué la UE necesita más que nunca el Pacto Verde

María Ángeles Cadarso, Universidad de Castilla-La Mancha; Ángela García-Alaminos, Universidad de Castilla-La Mancha; Louise Curran, TBS Education y Thibaut Joltreau, TBS Education

Como consumidores concienciados con el medio ambiente, comprar un teléfono nuevo puede ser un reto. Hoy en día, la mayoría de los chips proceden de Asia Oriental, el montaje se suele realizar en China y es casi imposible rastrear el impacto medioambiental y social de la producción. Además, las tierras raras procedentes de China se utilizan cada vez más como palanca geopolítica.

Imaginemos ahora una alternativa: un teléfono fabricado en Europa, siguiendo estrictas normas medioambientales y sociales, con componentes reutilizados y reciclados. Puede parecer un sueño, pero con un cambio en la política comercial e industrial podría hacerse realidad.

Tras décadas de globalización y expansión del comercio, las convulsiones económicas de los últimos años han puesto de manifiesto la fragilidad de las cadenas globales de valor (CGV). En respuesta, los gobiernos y las empresas están trabajando para acortar y reestructurar las cadenas de suministro con el fin de hacerlas más robustas y sostenibles.

Trump, proteccionismo y reordenamiento de recursos

El nuevo mandato del presidente Trump está amplificando este uso como arma política de las relaciones comerciales, empujando a empresas y gobiernos a reevaluar su exposición a los riesgos de las cadenas globales de valor.

Para reducir la dependencia y aumentar la resiliencia, las empresas europeas están explorando estrategias de reestructuración comercial como el backshoring (reubicación de la producción de vuelta al propio país), el nearshoring (reubicación en países cercanos) y el friendshoring (traslado a naciones aliadas).

Financiada por el Programa Horizonte de la UE, nuestra investigación, TWIN SEEDS, explora si el aumento de la resistencia de las cadenas globales de valor puede incrementar también su sostenibilidad.

Las estructuras comerciales son cruciales en la intensidad de las emisiones de carbono. Los cambios en las CGV efectuados en el pasado han incrementado la huella de carbono de la UE, por ejemplo, al trasladar la producción a países con normas medioambientales más laxas. Sin embargo, acercar la producción al territorio de consumo de productos estratégicos podría reducir las emisiones de la UE.

Reestructurar las CGV para reducir las emisiones

Aunque las reducciones de emisiones de la UE tras la crisis financiera de 2008 se han debido en gran medida a la mejora de la eficiencia de los procesos, las alteraciones en las cadenas de suministro de la UE han socavado estos esfuerzos. Entre 1995 y 2008, los cambios de proveedores supusieron el 23,4 % del crecimiento de la huella de carbono de la UE, y obstaculizaron una reducción potencial del 6 % entre 2009 y 2018.

Sin embargo, esto podría cambiar, ya que la vuelta a la Unión Europea de producción previamente deslocalizada más allá de sus fronteras así como la relocalización hacia países vecinos o afines podrían alinear la resiliencia de la producción con los objetivos climáticos. Nuestra investigación ha demostrado que la relocalización de cinco sectores estratégicos (hierro y acero, motores eléctricos y baterías, chips y circuitos, antibióticos y vacunas) podría reducir significativamente la huella de carbono de la UE.

En este contexto, las estrategias sectoriales son importantes: el backshoring es más eficaz para reducir las emisiones de carbono de los metales básicos, mientras que una combinación de nearshoring y friendshoring es mejor para chips, circuitos y motores eléctricos.

¿Y si la UE se volviera verde?

En otros sectores, elegir proveedores con menores emisiones de carbono, lo que se conoce como “contratación ecológica”, es otra estrategia que puede reducir significativamente las emisiones. Los sectores clave son la construcción, la fabricación, la reparación de maquinaria, los vehículos de motor y la electrónica.

Aunque la relocalización de estas cadenas de suministro de vuelta a la UE o a países próximos o afines podría mejorar la huella de carbono de la UE, la reducción de emisiones suele ser mayor cuando se recurre a los proveedores mundiales más sostenibles. En el caso de los vehículos de motor, por ejemplo, la reorientación hacia los proveedores intracomunitarios más limpios podría reducir las emisiones un 27,7 %, mientras que la selección de los proveedores mundiales más sostenibles podría elevar esa cifra hasta el 42,5 %.

Sin embargo, la redistribución de recursos (resource shuffling) derivada de estas nuevas dinámicas comerciales podría socavar los beneficios de la reestructuración de las CGV. Si la producción más limpia se reserva al mercado de la UE mientras otros países recurren a proveedores más sucios, las emisiones mundiales podrían incluso aumentar un 0,5 %.

Por tanto, los esfuerzos de la UE –como el nuevo arancel sobre las importaciones de carbono– deben contextualizarse globalmente. Las medidas actuales se centran sobre todo en los productos intensivos en carbono, como el acero, y aunque encierran un gran potencial de reducción, otros sectores también ofrecen importantes oportunidades. Ampliar el arancel del carbono a más industrias podría reducir en gran medida la huella de carbono de la UE.

Economía circular y reestructuración comercial: ¿una apuesta segura?

Para lograr una reestructuración eficaz de las cadenas de valor mundiales y reducir las emisiones será necesario pasar a una economía más circular, en la que los dispositivos y materiales se reutilicen y reciclen en la medida de lo posible.

Estrategias como la relocalización dependen de enfoques circulares para sustituir insumos extranjeros críticos, como las tierras raras, que en su inmensa mayoría proceden de fuera de la UE. La adopción de prácticas circulares puede reforzar la resiliencia al dar a las empresas de la UE un mayor control sobre las cadenas de suministro y reducir la dependencia de proveedores extranjeros y las vulnerabilidades asociadas.

Para evaluar las tendencias y los obstáculos de la economía circular, dentro del proyecto TWIN SEEDS examinamos las políticas y prácticas de distintos sectores en Francia y Dinamarca. Entre los retos comunes para las empresas se encontraban los elevados costes, los obstáculos normativos y logísticos en la logística inversa y las dificultades para determinar la composición de los materiales preutilizados. También descubrimos que la necesidad de intermediarios para conectar a los actores de las cadenas de valor es una cuestión crítica.

Aunque la reutilización es el enfoque circular más deseable, sigue siendo más costoso y menos práctico que el reciclaje, que apoya las prácticas actuales sin suponer una alternativa rupturista. La transición a la reutilización requiere medidas políticas sistémicas, como facilitar los flujos de residuos en el mercado de la UE, aplicar normas sólidas de diseño ecológico e introducir políticas que incentiven la producción de productos duraderos y reutilizables.

La nueva normativa sobre diseño ecológico y su aplicación serán fundamentales para impulsar estos esfuerzos. La inversión en las capacidades de reacondicionamiento y reciclaje de la UE también es esencial para que la región pueda ampliar eficazmente los modelos empresariales circulares. Aunque se está avanzando, los cambios sistémicos necesarios siguen siendo lentos e inciertos.

Hacia un mercado europeo de productos circulares

Además de crear un mercado unificado en la UE para los productos usados, reacondicionados y de desecho, ampliar la cooperación con las regiones vecinas –en particular la zona paneuromediterránea– podría permitir las economías de escala necesarias. Estas regiones ofrecen ventajas tanto geográficas como geopolíticas.

Abordar las barreras transfronterizas al traslado de productos al final de su vida útil con socios comerciales clave podría reforzar aún más las cadenas de suministro circulares. Tales acuerdos podrían formar parte de las Asociaciones de Comercio e Inversión Limpios, que pondrá en marcha la nueva Comisión Europea.

En lugar de seguir persiguiendo los bajos costes laborales, la reconfiguración de las CGV de la UE debe aumentar la resiliencia y la sostenibilidad para favorecer las bajas emisiones de carbono y la circularidad. Aunque estas estrategias pueden ser costosas hoy, las economías de escala y la innovación reducirán los costes con el tiempo. Además, en un mundo cada vez más marcado por el uso de las interdependencias como arma geopolítica, la necesidad de reducir los riesgos y vulnerabilidades ligados a las CGV hace que estos cambios sean urgentes.

En lugar de dar un paso atrás en el Green Deal, la nueva Comisión debe reforzarlo. Integrando objetivos firmes en materia de emisiones de carbono, objetivos de economía circular y transferencias de tecnologías hipocarbónicas en la política industrial y comercial de la UE, esta puede lograr las sinergias críticas necesarias para mejorar la resiliencia y combatir el cambio climático.

María Ángeles Cadarso, Catedrática de Universidad, especialista en Economía y Medio Ambiente, Universidad de Castilla-La Mancha; Ángela García-Alaminos, Profesora ayudante doctora, Universidad de Castilla-La Mancha; Louise Curran, Professor of International Business, TBS Education y Thibaut Joltreau, Postdoctoral researcher at Toulouse Business School, TBS Education

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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Author: viajes24horas

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